Un estudio establece vínculos causales más claros entre el aumento de peso materno y las complicaciones del embarazo
29 enero 2024 Universidad de Bristol
Según un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Bristol, ayudar a las mujeres en edad fértil a mantener un peso saludable podría reducir el riesgo de varias complicaciones del embarazo. El estudio, realizado en colaboración internacional, se publica hoy [29 de enero] en BMC Medicine.
En las últimas décadas ha aumentado la obesidad en todo el mundo, incluidas las mujeres en edad fértil. Las investigaciones ya han identificado correlaciones entre el peso de la madre y las complicaciones del embarazo.
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Sin embargo, en algunos casos, no estaba claro si estas correlaciones se debían a que el mayor peso las provocaba o a algún otro factor que influyera en el peso corporal y las complicaciones del embarazo. Por ejemplo, los factores relacionados con la educación o el estilo de vida podían estar vinculados con el peso de la madre y las complicaciones del embarazo, lo que inducía a los investigadores a pensar que podría existir una relación causal entre ambos. La nueva investigación aborda los problemas de confusión anteriores e identifica vínculos causales más claros entre el aumento del peso materno y las complicaciones del embarazo.
Comprender el impacto del peso de la madre antes del embarazo en la salud durante el embarazo y el periodo perinatal es clave para asesorar futuras políticas y garantizar que las mujeres en edad fértil lleven una vida sana".
La Dra. Carolina Borges, Vice-Chancellor's Fellow de la Universidad de Bristol y una de las autoras correspondientes del estudio
La Dra. Janine Felix, Profesora Asociada y Epidemióloga del Departamento de Pediatría del Erasmus MC, añadió: "Es importante comprender mejor este hecho, porque el sobrepeso se da con frecuencia en mujeres en edad fértil y este trabajo demuestra que tener un peso saludable puede mejorar los resultados de salud de madres e hijos."
El objetivo del estudio era intentar comprender mejor el efecto de un mayor peso de las madres en una amplia gama de complicaciones relacionadas con el embarazo. Los investigadores utilizaron el índice de masa corporal (IMC) de las madres por ser la forma más habitual de medir un "peso saludable", ya que ajusta el peso a la estatura de una persona.
Para mejorar las pruebas actuales, los investigadores utilizaron tres metodologías diferentes, con distintos puntos fuertes y débiles, y combinaron datos de más de 400.000 madres procedentes de 14 estudios de Europa y Norteamérica. Los distintos métodos incluyeron análisis similares a los de estudios anteriores, que podrían verse limitados por factores de confusión.
Además, los investigadores compararon los resultados de ese método con los de la correlación del IMC del padre con las complicaciones del embarazo. Si los resultados de las madres son realmente causales, los investigadores no esperarían ver una correlación en los padres. Si lo hacen, entonces sugieren que tanto los resultados de las madres como los de los padres están confundidos. Por último, se utilizaron análisis genéticos, denominados aleatorización mendeliana, que probablemente no se vean afectados por factores de confusión.
El estudio descubrió que un mayor IMC de la madre repercute en 14 de las 20 complicaciones del embarazo estudiadas, incluido el riesgo de hipertensión en el embarazo, preeclampsia, diabetes del embarazo y complicaciones del parto, como la necesidad de cesárea o inducción del parto, tener bebés más pesados e ingreso en la unidad de cuidados intensivos neonatales. Por ejemplo, por cada aumento de un kg/m2 en el IMC materno, había un 10% más de riesgo de preeclampsia.
Sin embargo, las madres con un IMC más elevado tenían un menor riesgo de padecer anemia durante el embarazo o de tener bebés con bajo peso al nacer. Por ejemplo, por cada kg/m2 de aumento del IMC materno, disminuía un 4% el riesgo de tener un bebé con bajo peso al nacer.
Deborah Lawlor, catedrática de Epidemiología, investigadora del MRC y titular de la Cátedra BHF de la Universidad de Bristol y autora correspondiente del estudio, afirmó: "Al comparar los resultados de distintos métodos que tienen diferentes limitaciones, tenemos más confianza cuando los tres coinciden en que tenemos el efecto causal".
Contrariamente a estudios anteriores, la investigación sugiere que el mayor IMC de las madres no parecía influir en la depresión. El estudio también observó resultados contradictorios en cuanto a abortos espontáneos, mortinatos y partos prematuros entre las distintas metodologías, lo que indica que estos aspectos deben investigarse más a fondo en futuros estudios.
La Dra. Gemma Clayton, investigadora en Ciencias de Datos Sanitarios de la Universidad de Bristol, ha declarado: "Ha sido increíble formar parte de una colaboración internacional en la que hemos podido utilizar datos de distintos países y aplicar métodos con diferentes limitaciones que se centran en la misma pregunta de investigación. Esto nos ha ayudado a hacer inferencias sólidas y fiables para, con suerte, repercutir en futuras políticas y mejorar la salud pública."
La Dra. Rachel Freathy, profesora asociada e investigadora principal del Wellcome Trust en la Universidad de Exeter, explicó: "Muchas investigaciones han identificado correlaciones entre el peso de la madre y los problemas de salud durante el embarazo, pero esto puede dificultar mucho determinar qué es causa y qué es efecto, creando un panorama confuso para las madres, los médicos y el personal sanitario. Hemos utilizado una serie de enfoques más sólidos, que aportan pruebas claras de cuándo el peso de la madre causó el problema de salud y cuándo no".
La Dra. Maria C. Magnus, investigadora principal del Centro de Fertilidad y Salud del Instituto Noruego de Salud, destacó: "Es fantástico poder combinar datos de varias cohortes para producir pruebas científicas sólidas en relación con esta importante cuestión de investigación."
La Dra. Carolina Borges, de la Universidad de Bristol, añade: "El mundo se enfrenta a un grave aumento de la obesidad. Nuestro entorno moderno suele dificultar el mantenimiento de un peso saludable. Esto se debe en parte a que tenemos fácil acceso a alimentos ricos en calorías y bajos en nutrientes, pero un acceso limitado a alimentos sanos y a la actividad física. Necesitamos que los gobiernos apliquen políticas públicas integrales, que aborden los sistemas alimentarios, el fomento de la actividad física, la planificación urbana y la normativa sobre publicidad, para que las personas, incluidas las futuras madres, puedan llevar una vida más sana."
Los próximos pasos de la investigación son realizar estudios más amplios para complicaciones poco frecuentes e incluir a mujeres de diferentes poblaciones fuera de Europa y Norteamérica.
Esta investigación sólo podría haberse realizado con la colaboración de un gran número de científicos y la implicación de participantes de varios países.
La investigación contó con financiación del Consejo de Investigación Médica (MRC), la Fundación Británica del Corazón (BHF), el Consejo Europeo de Investigación (ERC), los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el Instituto Nacional de Investigación Sanitaria y Asistencial (NIHR), el Consejo de Investigación de Noruega y Wellcome Trust.