La descendencia de los espermatozoides más viejos está más en forma y envejece más lentamente
Los espermatozoides con resistencia engendran las crías más sanas y longevas, al menos en el pez cebra. El hallazgo desafía la ortodoxia imperante sobre lo que determina los rasgos físicos de los espermatozoides, lo que podría tener importantes implicaciones evolutivas.
También sugiere que los métodos que utilizan las clínicas de fertilidad para seleccionar el esperma -que en cambio favorecen a los velocistas- podrían mejorarse.
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"Definitivamente, creo que esto es relevante", afirma la directora del equipo, Simone Immler, de la Universidad de East Anglia (Reino Unido). "Nos perdemos muchos pasos durante las tecnologías de fertilización artificial".
Más longevos
La mitad de los espermatozoides del pez cebra dejan de nadar apenas 25 segundos después de entrar en el agua, aunque algunos lo hacen mejor y sobreviven durante aproximadamente un minuto.
Para ver si había alguna diferencia entre estos espermatozoides cortos y los relativamente más longevos, el equipo de Immler dividió la eyaculación del pez cebra en dos partes. Una parte se mezcló con óvulos y agua. Con la otra parte, los óvulos se añadieron 25 segundos después del agua, lo que significaba que sólo los espermatozoides más longevos tenían la oportunidad de fecundarlos.
Los resultados fueron sorprendentes. Las crías engendradas por los espermatozoides más longevos estaban más en forma, dice Immler. "No sólo se reproducían más a lo largo de la vida, sino que también vivían más tiempo". Sin embargo, los efectos fueron menos pronunciados en la descendencia femenina que en la masculina.
Permitir que sólo los espermatozoides más longevos fecunden los óvulos podría actuar como una forma de control de calidad, eliminando los espermatozoides con mutaciones perjudiciales, dice Immler. Pero, sorprendentemente, esto desafía la sabiduría convencional.
Las células madre que dan lugar a los espermatozoides tienen dos copias ligeramente diferentes del genoma. Pero los propios espermatozoides sólo tienen una copia, que contiene una mezcla de los genomas parentales.
Revocar la ortodoxia
Durante muchas décadas, a partir de los años 60, se pensó que los rasgos físicos de los espermatozoides estaban totalmente controlados por la genética diploide del varón que los producía, y no por la genética haploide de los espermatozoides individuales, afirma el biólogo Richard Borowsky, de la Universidad de Nueva York. De ser cierto, esto significa que la selección -natural o artificial- en la fase de los espermatozoides no puede tener mucho efecto en el ADN de la descendencia resultante.
Pero trabajos recientes de Borowsky y otros sugieren que la ortodoxia es errónea, con implicaciones tanto para la evolución como para los tratamientos de fertilidad. El estudio de Immler se suma a las pruebas. "Esto es potencialmente muy importante", dice Borowsky.
El estudio parece sólido, afirma la genetista Anne Goriely, de la Universidad de Oxford, que estudia otro tipo de selección de esperma. Es muy probable que tenga implicaciones para los humanos y la FIV, afirma.
Immler ya está trabajando con dos clínicos de FIV para confirmar y aplicar los hallazgos a las personas. "No puedo decir más en este momento", dice.
Un tramo lejano
El hallazgo básico parece válido, dice Denny Sakkas, de Boston IVF, que trabaja en la mejora de los tratamientos de fertilidad. "Pero ampliarlo a los mamíferos es un tramo bastante largo. No tienen datos que lo indiquen".
En los humanos, se cree que los espermatozoides que llegan primero a las trompas de Falopio -por las que bajan los óvulos- son los mejores, dice Sakkas. Las clínicas de FIV suelen seleccionar los nadadores más fuertes y los utilizan para fecundar los óvulos en cuestión de horas.
"Es muy, muy raro que los dejemos toda la noche", dice, porque hay muchas pruebas de que mantener el esperma de los humanos y otros mamíferos en cultivo durante demasiado tiempo es perjudicial.
Sin embargo, esto podría deberse a las condiciones artificiales. En el interior de la mujer, el esperma puede sobrevivir hasta una semana.