Dieta mediterránea frente a alimentos ultraprocesados: Impacto sobre la fragilidad en adultos mayores

Por el Dr. Priyom Bose, Ph.D. Revisado por Benedette Cuffari, M.Sc. Sep 6 2024 NewsGuard 100/100 Score

Una mayor adherencia a la dieta mediterránea y una menor ingesta de alimentos ultraprocesados pueden reducir el riesgo de fragilidad y enfermedades cardiometabólicas en adultos mayores.

Estudio: Mediterranean Diet and Ultra-Processed Food Intake in Older Australian Adults-Associations with Frailty and Cardiometabolic Conditions. Crédito de la imagen: Olena Yakobchuk / Shutterstock.com

Un estudio reciente de Nutrients desarrolla índices dietéticos de alimentos ultraprocesados (UPF) y puntuación de dieta mediterránea (MDS) y evalúa si estas puntuaciones estaban asociadas con la fragilidad y la enfermedad cardiometabólica en adultos mayores.

¿Cuál es la dieta óptima para las personas mayores?

El aumento de la esperanza de vida, combinado con la reducción de la fecundidad, ha incrementado significativamente el número de adultos mayores en todo el mundo. Este fenómeno se conoce como envejecimiento de la población, que ha elevado considerablemente la carga económica.

Dos estudios de modelización basados en datos estadounidenses y australianos predijeron un aumento continuo del gasto sanitario debido a cuestiones relacionadas con el envejecimiento. En los países de renta alta, media y baja prevalece una mayor incidencia de la multimorbilidad y las enfermedades no transmisibles en la población de edad avanzada, lo que reduce la calidad de vida y aumenta el gasto sanitario.

La incidencia de muchas morbilidades relacionadas con la edad, que son no transmisibles, suele estar asociada a la modificación de los patrones dietéticos y de estilo de vida. Hasta la fecha, pocos estudios han evaluado cómo afecta la dieta al estado de salud de los ancianos.

Un estudio reveló que el bajo consumo de verduras y fibra deterioraba la discapacidad total en personas mayores de 70 años. Varios estudios también han identificado distintas barreras que impiden una alimentación sana en los adultos mayores.

Se ha demostrado que la Dieta Mediterránea (MedDiet) reduce el deterioro cognitivo, la mortalidad por cualquier causa, la depresión y las enfermedades cardiovasculares, además de mejorar el envejecimiento saludable. La Dieta Mediterránea consiste principalmente en una dieta vegetal con un consumo moderado de pescado, carne y marisco.

Aunque se han desarrollado varios sistemas de puntuación para evaluar el grado de adherencia a la MedDiet, estos estudios incluían principalmente a poblaciones jóvenes sin tener en cuenta a los individuos de mayor edad.

Una mayor ingesta de UPF densos en energía, que suelen tener un bajo contenido en nutrientes, aumenta el riesgo de sobrepeso, obesidad y mortalidad por todas las causas. Sin embargo, se necesitan estudios adicionales para evaluar el impacto de la ingesta de UPF en la población de edad avanzada.

Curiosamente, en un estudio anterior se planteó la hipótesis de que la hiperpalatabilidad, la comodidad y la prolongación de la vida útil de los FUP podrían ser beneficiosas para los adultos mayores con déficit energético, poco apetito y mayor riesgo de fragilidad y malnutrición.

Acerca del estudio

El presente estudio desarrolló herramientas de puntuación MedDiet y UPF para evaluar los hábitos dietéticos de los adultos mayores australianos residentes en la comunidad que participaron en los ensayos ASPirin in Reducing Events in the Elderly (ASPREE)/ASPREE Longitudinal Study of Older Persons (ALSOP). Se evaluó la asociación entre las puntuaciones MedDiet y UPF, así como la prevalencia de enfermedades cardiometabólicas y fragilidad.

Un total de 16.703 participantes australianos de 70 años o más fueron reclutados para el estudio actual. Se excluyeron del análisis las personas a las que se había diagnosticado demencia al inicio del estudio, carecían de independencia funcional o tenían antecedentes de enfermedad cerebrovascular o cardiovascular.

Al inicio y durante el seguimiento, se obtuvieron historiales médicos y sociales, junto con datos sobre el estilo de vida y mediciones antropométricas. Las puntuaciones UPF y MedDiet se generaron de forma independiente utilizando el cuestionario de frecuencia alimentaria (FFQ) de 54 preguntas.

Se evaluaron diferentes morbilidades, como la dislipidemia basada en los niveles de colesterol y triglicéridos, la diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) basada en los niveles de glucosa en sangre, la hipertensión y la enfermedad renal crónica (ERC) basada en los niveles de tasa de filtración glomerular estimada (TFGe) en la orina, en función de los patrones dietéticos. Se calculó el índice de fragilidad, tras lo cual se clasificó a los participantes en el estudio como no frágiles, prefrágiles o frágiles.

Conclusiones del estudio

La edad media de los participantes era de 76,9 años, de los cuales el 54,4% eran mujeres y el 45,6% hombres. En comparación con los participantes masculinos, las mujeres tenían más probabilidades de ser mayores y de estar solas en casa, así como menos probabilidades de ser bebedoras actuales y de haber completado 13 o más años de educación.

Las mujeres también presentaban valores de índice de masa corporal (IMC) superiores a los de los hombres, con tasas elevadas de adiposidad central y dislipidemia, así como una menor incidencia de diabetes de tipo 2. Cabe destacar que en la cohorte del estudio había un mayor número de mujeres pre-frágiles y frágiles que de hombres.

El consumo de verduras, proteínas no cárnicas no de origen marino y productos lácteos contribuyó a la ASPREE-MDS general. Las mujeres obtuvieron puntuaciones ligeramente superiores que los hombres en el consumo de verduras, lácteos y marisco. Un ASPREE-MDS más alto representaba una mayor adherencia a la MedDiet.

La puntuación ASPREE-UPF reveló que los varones son mayores consumidores de pan, aperitivos salados, carnes procesadas y bebidas azucaradas/procesadas. Se observó una relación positiva muy débil entre ASPREE-MDS y ASPREE-UPF, lo que indica que una mayor adherencia a la MedDiet se correlaciona con una reducción significativa del consumo de UPF.

Una mayor adherencia a la MedDiet, que dependía del sexo, redujo el riesgo de desarrollar ERC, hipertensión, prefragilidad y fragilidad. Comparativamente, el consumo de UPF, relativamente frecuente en personas mayores, se asoció con un mayor riesgo de fragilidad, pero con un menor riesgo de hipertensión.

Conclusiones

Se observó una relación muy débil entre la adherencia a la MedDiet y la ingesta de UPF en adultos mayores relativamente sanos que vivían en la comunidad. No obstante, una mayor adherencia a la MedDiet y una menor ingesta de UPF mejoraron la fragilidad, la hipertensión y la ERC. En el futuro, se necesitan más investigaciones para identificar la relación causal entre UPF y fragilidad.

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