El cribado genético de los embriones de la FIV probablemente no conduzca a bebés más inteligentes
A medida que aumenta nuestro conocimiento de la genética, también lo hace la posibilidad de utilizarla para tener bebés con características particulares. En teoría, el análisis de ADN podría ayudar a los futuros padres a elegir qué embriones de FIV implantar en función de características como la inteligencia. Pero ahora un estudio estima que es probable que tales prácticas tengan sólo un pequeño efecto.
En los últimos años ha sido posible secuenciar el genoma completo de los embriones. Esto significa que es posible examinar miles de variantes genéticas que tienen un efecto mínimo en rasgos como la altura. Los genetistas pueden sumarlas todas, produciendo una "puntuación poligénica" combinada para esa característica. Esto plantea la posibilidad de calcular las puntuaciones poligénicas de cada embrión producido por FIV y dejar que los padres elijan las que quieren utilizar.
Pero, ¿sería realmente importante seleccionar los embriones de esta manera? Para averiguarlo, Shai Carmi, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y sus colegas introdujeron los datos de estudios genéticos detallados y a gran escala en un modelo informático para estimar el máximo efecto potencial de la selección de embriones para la FIV en función de las puntuaciones poligénicas de coeficiente intelectual o altura.
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Descubrieron que el método sólo podía aumentar la altura en 3 centímetros como máximo, y el coeficiente intelectual en una media de sólo 3 puntos. "La ganancia no está garantizada", dice Carmi. "Esta es la media de todas las familias".
"No es tan predictivo como pensamos", dice Frances Flinter, del Guy's and St Thomas' NHS Foundation Trust, en el Reino Unido. "Es atribuir una importancia indebida e inapropiada a la genética, y lo digo como genetista".
Los factores no genéticos, como el entorno, la dieta y la educación, pueden tener un efecto mucho mayor que las variantes genéticas, afirma.
Bebés de diseño
El equipo de Carmi afirma que hay muchas limitaciones que hacen que incluso los pequeños beneficios potenciales identificados puedan ser inalcanzables en la práctica. Por ejemplo, el estudio parte de la base de que los futuros padres tienen 10 embriones entre los que elegir, pero en realidad muchas personas acaban teniendo muchos menos.
Además, las puntuaciones poligénicas no eran altamente predictivas. El modelo del equipo tomó datos genéticos detallados de unos 1.000 individuos, pero los más altos no tenían las puntuaciones poligénicas más altas para la altura. Algunos de los que tenían las puntuaciones más altas eran más bajos que la media.
Dentro de unos 20 años, cuando sepamos mucho más sobre las variantes genéticas, quizá sea posible conseguir mayores beneficios, sobre todo en lo que respecta al cociente intelectual, afirma Carmi.
Sin embargo, Flinter se muestra escéptico. "Aunque sepamos mucho más, creo que la contribución de estas variantes seguirá siendo bastante pequeña", afirma.
En algunos países, como el Reino Unido, el cribado de embriones sólo puede utilizarse para evitar que los niños hereden enfermedades graves. Sin embargo, algunos otros países carecen de normativas o directrices específicas.