La nueva política china de los dos hijos podría afectar negativamente a la condición de la mujer y a la igualdad de género
23 feb 2018
Desde que China puso fin a su política del hijo único, que permitía a todas las familias tener hasta dos hijos, otros 90 millones de mujeres han pasado a tener derecho a tener un segundo hijo. Pero una nueva investigación sociológica de la UBC sugiere que la nueva política universal de dos hijos podría estar afectando negativamente a la situación de la mujer y a la igualdad de género.
El estudio, publicado en la revista Chinese Sociological Review, descubrió que las mujeres con menos poder marital -determinado por sus ingresos relativos, recursos y educación- tenían menor "autonomía de fertilidad" y eran más propensas a sucumbir a la presión de tener un segundo hijo aunque no lo desearan.
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"Cuando los maridos tienen mayor poder conyugal, la presión sobre la fertilidad por parte del marido aumenta la probabilidad de que las mujeres tengan intención de tener un segundo hijo, a pesar de haber alcanzado la fertilidad deseada", afirma Yue Qian, autora principal del estudio y profesora adjunta del departamento de Sociología. "En cambio, cuando las mujeres tienen mayor poder en un matrimonio, sus intenciones de tener un segundo hijo no cambian con los niveles de presión sobre la fertilidad por parte de sus maridos".
Utilizando datos de una encuesta de 2016, los investigadores examinaron las intenciones de fertilidad de las mujeres que no querían tener más de un hijo y ya tenían uno. Se pidió a las mujeres que indicaran quién tenía más poder en sus familias: el marido o la mujer.
Descubrieron que los niveles de poder autodeclarados se correlacionaban con cuál de los cónyuges tenía más recursos materiales, ingresos y educación, lo que a su vez afectaba a la capacidad de las mujeres para dejar de tener hijos cuando ya no querían tener más hijos.
Los resultados tienen implicaciones de gran alcance para la igualdad de género en la China urbana, ya que la maternidad contribuye en gran medida a las diferencias salariales entre hombres y mujeres, afirma Qian. A diferencia de Canadá y muchos países europeos, que cuentan con generosas políticas favorables a la familia para fomentar la fertilidad y facilitar el equilibrio entre trabajo y familia, el gobierno chino ya no ofrece prestaciones sociales como subsidios para guarderías o jardines de infancia financiados con fondos públicos. Como consecuencia, las tasas de empleo y los ingresos de las madres van cada vez más a la zaga de los de los padres.
"Nuestro estudio sugiere que la política de los dos hijos puede exacerbar un círculo vicioso de desigualdad de género en la China posterior a la reforma", afirma Qian. "La situación de desventaja de las mujeres en el mercado laboral agrava las desigualdades de género en el acceso a los recursos, y los menores recursos que tienen las esposas en relación con sus maridos pueden disminuir el poder de negociación de las mujeres, su capacidad para presionar por la igualdad en la familia y su capacidad para detener la maternidad cuando no quieren hijos adicionales, lo que a su vez puede poner en peligro la carrera profesional de las mujeres."
Los investigadores sostienen que deberían desarrollarse más políticas para disminuir las desventajas derivadas de la maternidad a las que se enfrentan las mujeres, y para mejorar el estatus de la mujer en la era de la política universal de los dos hijos.