Según un estudio, el plástico sin BPA tampoco es seguro
Por la doctora Ananya Mandal 16 de septiembre de 2018
Buscamos etiquetas que indiquen que los plásticos están "libres de BPA" para asegurarnos de que el producto es seguro para comer o beber. Un nuevo estudio ha demostrado que las opciones sin BPA tampoco son seguras.
Un equipo de investigadores de la Facultad de Biociencias Moleculares de la Universidad Estatal de Washington probó plásticos sin BPA en ratones de laboratorio y descubrió efectos perjudiciales en su recuento de espermatozoides y en la salud de sus óvulos.
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Crédito de la imagen: Monticello / Shutterstock
BPA es la abreviatura de bisfenol A, que se utiliza para envasar alimentos y bebidas. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), esta sustancia química se utiliza desde los años sesenta. El BPA se utilizó ampliamente para fabricar policarbonatos o plásticos duros transparentes que se suelen emplear para almacenar y envasar alimentos y bebidas y también para revestir las paredes interiores de estos recipientes. Cuando se expone al calor (por ejemplo, del microondas) o si el recipiente se daña, esta sustancia química se mezcla con los alimentos y puede ingerirse. En un informe llamado Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2003-2004 (NHANES III) que publicaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los expertos descubrieron que tal es la contaminación de BPA en alimentos y bebidas, que el 93% de unas 2.500 muestras de orina tomadas en EE.UU. mostraban altos niveles de BPA.
Se sabe que el BPA imita a la hormona femenina estrógeno, por lo que altera la composición hormonal normal de los consumidores, especialmente si son niños. Este mismo equipo de investigadores demostró hace dos décadas los efectos nocivos del BPA en los cromosomas de los óvulos. Sin embargo, los efectos a largo plazo de la exposición al BPA no se conocen del todo en los seres humanos. Según el sitio web de la FDA de EE.UU., "el BPA es seguro en los niveles actuales que se dan en los alimentos", pero sigue existiendo la posibilidad de que cause daños. Por ello, la FDA ha prohibido el uso de BPA en los envases de preparados para lactantes, vasos y biberones. Desde entonces, el mercado ha visto una avalancha de productos sin BPA utilizados en envases de plástico para alimentos y bebidas.
En este nuevo estudio, la autora principal, Patricia Hunt, profesora de la Facultad de Biociencias Moleculares de la Universidad Estatal de Washington, y sus colegas han descubierto que las alternativas sin BPA tampoco son tan seguras como se creía. Las probaron en ratones de laboratorio y encontraron problemas de infertilidad entre estos animales. Los investigadores creen que esto podría aplicarse también a los seres humanos. Los resultados del estudio se publicaron en el último número de la revista Current Biology. Hunt afirmó en un comunicado que las alternativas sin BPA y "muchos de estos sustitutos comunes no son seguros".
El equipo mantuvo a los ratones de laboratorio en jaulas de plástico sin BPA y los dividió en dos grupos. A uno de los grupos de ratones se le administró BPA a través de un gotero, mientras que el otro grupo no recibió BPA. Para sorpresa de los investigadores, los animales a los que no se administró BPA (el grupo de control) también empezaron a mostrar cambios genéticos que sí se observaron en el grupo del BPA. El equipo analizó y observó que el grupo de ratones de control estaba en realidad expuesto al bisfenol S o BPS que estaba presente en las jaulas sin BPA como alternativa al BPA. Las jaulas de los ratones de control fueron limpiadas inadvertidamente por un trabajador temporal que utilizó detergentes fuertes en lugar de jabones suaves. Esto les causó daños y provocó que el BPS se filtrara en la comida y el agua de los animales. Este BPS también era capaz de alterar los genes y causar problemas relacionados con la producción y maduración de espermatozoides y óvulos.
A continuación, el equipo de investigadores expuso ratones a otras alternativas al BPA, como BPF, BPS y BPAF. Los efectos perjudiciales de todas las alternativas siguieron siendo los mismos. La calidad y cantidad de esperma y óvulos de los animales expuestos siguió disminuyendo. Estos cambios genéticos introducidos en los ratones parecían transmitirse a las generaciones futuras, causándoles también problemas de fertilidad.
Según un comunicado de Hunt, el BPA o los "productos de plástico alternativos al BPA que muestren signos físicos de daño o envejecimiento no pueden considerarse seguros."