El "protocolo corto de antagonistas de la GnRH" puede reducir el riesgo de síndrome de hiperestimulación ovárica en pacientes de FIV
El primer bebé de FIV del mundo, Louise Brown, nacido en Inglaterra en 1978, fue concebido a partir de un folículo de desarrollo natural en el ovario de su madre. Sin embargo, como descubrirían rápidamente otros grupos de todo el mundo, el "ciclo natural" era un procedimiento ineficaz y difícil de reproducir, y la mayoría recurrió al ciclo "estimulado" para obtener más óvulos para la fecundación y una mayor probabilidad de embarazo. Desde entonces, se han probado muchas combinaciones de hormonas de la fertilidad para mejorar los resultados, pero el ciclo estimulado sigue siendo la piedra angular de la FIV actual.
Ahora, un nuevo "estudio de estudios", cuyos resultados se presentan hoy en la 38ª reunión anual de la ESHRE en Milán, ha encontrado poca o ninguna diferencia en la tasa de nacidos vivos a partir de estos diversos protocolos de estimulación, pero concluyó que un grupo de protocolos, en particular, es probable que reduzca el riesgo de la complicación más grave del tratamiento de la FIV, el síndrome de hiperestimulación ovárica u OHSS. Los resultados de este meta-análisis han sido presentados hoy en nombre del grupo Cochrane por el Dr. Pedro Melo, del Centro Nacional de Investigación de Abortos Espontáneos de Tommy, en la Universidad de Birmingham (Reino Unido).
El estudio fue una enorme revisión de ensayos aleatorios que examinaron la eficacia y seguridad de 56 protocolos diferentes utilizados en la reproducción asistida (FIV e ICSI) y en los que participaron casi 37.000 mujeres que fueron objeto de 171 ensayos elegibles. Los resultados principales mostraron que, probablemente, ninguno de los regímenes tiene "efecto alguno" sobre la tasa de nacimientos vivos, pero que un "protocolo corto de antagonistas de la GnRH" redujo la posibilidad de padecer el síndrome de hiperestimulación ovárica hasta en un 52% en los sujetos de alto riesgo, en comparación con los protocolos "largos de agonistas de la GnRH".
Síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO)
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Las hormonas de la fertilidad utilizadas para la estimulación ovárica -conocidas como gonadotrofinas- se derivaban originalmente de fuentes naturales y pretendían replicar la actividad de las hormonas naturales; la gonadotrofina menopáusica humana, por ejemplo, se extraía de la orina de mujeres menopáusicas. Con el tiempo, otros preparados han llegado a estar disponibles a través de la fabricación genética, de manera que hoy en día la "FSH recombinante" (hormona estimulante del folículo) es la gonadotrofina más utilizada para la estimulación ovárica.
Además de las gonadotropinas, la mayoría de los ciclos de estimulación también implican la administración de fármacos que interrumpen temporalmente el ciclo ovulatorio natural mediante la supresión de la parte del cerebro que controla los ovarios (la hipófisis). Los fármacos de supresión hipofisaria (o de regulación a la baja) se utilizan para evitar la liberación temprana de los óvulos y permitir a los médicos programar mejor el procedimiento de extracción de óvulos.
Hoy en día se utilizan muchas combinaciones diferentes -o protocolos- de gonadotrofinas y fármacos de regulación descendente de la hipófisis para la estimulación ovárica en la FIV. La regulación a la baja puede lograrse con una hormona conocida como agonista de la GnRH (hormona liberadora de gonadotrofinas). Sin embargo, la regulación a la baja con un agonista de la GnRH requiere varias semanas para lograrlo, por lo que se conoce como un "protocolo largo". Más recientemente se ha descubierto que un antagonista de la GnRH suprime la actividad del ovario mucho más rápidamente y reduce el tiempo del ciclo de estimulación de cinco o seis semanas a sólo dos o tres.
Fue la comparación de este estudio entre los protocolos de agonistas de GnRH largos y los antagonistas cortos lo que ofreció su importante hallazgo de seguridad. El síndrome de hiperestimulación ovárica es una complicación que suele darse en pacientes cuyas pruebas de reserva ovárica sugieren una respuesta normal o elevada a la estimulación ovárica. La afección se presenta con un aumento de tamaño de los ovarios con hinchazón y dolor abdominal, y rara vez puede evolucionar hacia complicaciones circulatorias, respiratorias y renales más graves. El síndrome de hiperestimulación ovárica leve es frecuente en las pacientes de FIV, llegando a afectar al 33%, pero es raro (1%) en sus formas graves. Los datos de este último metaanálisis muestran que, en las mujeres con una respuesta normal o alta prevista, el uso de protocolos cortos de antagonistas de la GnRH apenas supone una diferencia en la tasa de nacidos vivos, pero sí una reducción del SHO de hasta el 52% en comparación con los protocolos largos de agonistas de la GnRH.
Los mecanismos por los que los protocolos cortos de antagonistas de la GnRH reducen el riesgo de SHEO no se han explicado completamente. Sin embargo, parece probable que esto sea el resultado de una combinación de factores -incluyendo la ausencia de un efecto de "brote" ovárico con los antagonistas de la GnRH, y la opción de desencadenar la ovulación en los ciclos de antagonistas de la GnRH sin hCG (gonadotrofina coriónica humana), que es el principal impulsor del OHSS.'
Dr. Pedro Melo, Centro Nacional de Investigación de Abortos Específicos de Tommy, Universidad de Birmingham, Reino Unido
Por lo tanto, dijo el Dr. Melo, "ahora podemos decir con un buen nivel de confianza que en las pacientes con una respuesta prevista alta o normal, es poco probable que el uso de protocolos largos mejore sus tasas de nacimientos vivos, sino que probablemente aumentará su riesgo de SHO".
Los protocolos antagonistas tienen una duración notablemente más corta, implican menos inyecciones y sus resultados de eficacia no son inferiores a los de los protocolos agonistas largos, pero, sobre todo, reducen el riesgo de síndrome de hiperestimulación ovárica, una consideración importante para evitar daños a las pacientes", explicó el Dr. Melo, quien señaló que los resultados del estudio apoyan en gran medida las directrices existentes. Añadió que el análisis no tuvo en cuenta las tasas de nacimientos vivos acumulados, que incluirían todas las transferencias de embriones (frescos y congelados) de un ciclo de estimulación inicial. Según dijo, faltan estudios que evalúen las tasas acumuladas de nacidos vivos, que actualmente se consideran la medida más eficaz del éxito de la FIV.