Cómo sobrevivir en el hospital después del parto
Cómo sobrevivir en el hospital después del parto.
Puede sonar a cuento chino, o puede también que no te creas, pero los días que pases hospitalizada después del parto… son los mejores. Durante ese tiempo estarás perfectamente vigilada, asesorada y cuidada por un equipo de matronas, médicos, profesionales y demás personal de primera. Te darán de comer, te darán medicinas, te explicarán cómo bañar al bebé, cómo limpiarlo adecuadamente o cómo alimentarlo.
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Pero lo más seguro es que estés acompañada durante esos días, y a pesar de la comodidad y las facilidades que puedan ofrecer los hospitales hoy en día (créeme, estoy escribiendo desde uno), un hospital no es el Ritz ni Hilton. Es más parecido, al menos en la planta de maternidad, al Hostal Royal Manzanares.
Ármate de valor, sé previsor / previsora y, si es posible, que alguien haga algún viaje de ida y vuelta hasta casa.
- Si hay nevera, aprovéchala
Efectivamente. No esperes una nevera como las de las tiendas 24 horas del barrio ni como la del piso de estudiantes que tanto tiempo tuviste vacío. Tendrás a tu disposición un pequeño refrigerador en el que deberás aprender a colocar estratégicamente los víveres que tu compañero / compañera de aventura estos días (tu familiar o conocido, no el recién nacido), tendrá que ir trayendo del negocio local más avispado de los alrededores del hospital. Algunos, muchos, tienen su propio supermercado o tienda, pero no está de más reconocer los alrededores para llenar la nevera de bebidas y pikipiki.
2. Aprovecha los viajes a casa para poner esa guinda que le falta
¿Tiene cama para invitad@s? ¿Tal vez un sofá extensible? Da igual: seguramente no sea lo más cómodo o amplio (y tus propósitos de año nuevo para ir al gimnasio no han servido de nada), así que añade tú ese cojín extra de casa, la mantita con la que ves maratones de series o un chándal (el que no llevas al gimnasio porque no vas) para dormir más cómodo.
3. Ayuda siempre: no estás de vacaciones
Esto no es para la mamá convaleciente. Traer un bebé al mundo no es sencillo y además exige una recuperación. Tanto si es parto natural como si es por cesárea. Y en ese caso, necesitará aún más ayuda. La mamá es la verdadera protagonista de la función, aunque la estrella sea ese bebé precioso que parece mirar con detalle todo lo que pasa aunque aún sea demasiado pronto para que vea nada. Que estén pendiente en todo momento, te ayuden a ir al cuarto de baño, a ducharte o a por víveres y o utensilios de baño.
El capítulo más complicado en realidad es el volver a casa. No es sencillo, no lo será. Puede parecer que tu sofá, tu cama y tu tranquilo vecindario sea lo que necesitas en este momento, pero sabes que no tendrás un botón que pulsar para que la habitación se llene de matronas rebosantes de trucos y consejos útiles. Es posible que tengas más ayuda en casa que en tu hospitalización, y además recibirás más visitas (ay, lo sé, ojalá tuvieras espacio para invitarlas también a dormir), pero míralo por el lado bueno: estarás más distraída. Sí, también más cansada.
Aprovecha ese regreso para encontrar tu lugar seguro y de confianza para amamantar a tu bebé. La cama reclinable del hospital se quedará en la habitación del centro, no volverá a casa contigo, así que piensa en cuál será ese templo de paz donde alimentar al bebé. Ese puede ser el nuevo juego mental de los primeros días, el ensayo y error. Nosotros tenemos dos consejos: en el sofá donde hasta ahora veías series y películas sin mayor preocupación o en la cama donde antes dormías durante horas. Total, ya no volverás a hacer ninguna de esas cosas ;)