Las mujeres que practican más sexo tienen menos probabilidades de sufrir menopausia precoz
Las mujeres que practican más sexo tienen menos riesgo de sufrir una menopausia precoz, según un nuevo estudio. El nuevo hallazgo plantea la posibilidad de que las prácticas de estilo de vida sirvan para predecir cuándo se producirá la menopausia.
Un equipo de investigadores del University College de Londres ha descubierto que practicar menos sexo aumenta las probabilidades de tener una menopausia precoz. Según el estudio publicado en la revista Royal Society Open Science, las mujeres que mantienen relaciones sexuales semanal o mensualmente pueden manifestar un menor riesgo de menopausia precoz en comparación con las que declaran tenerlas menos de una vez al mes.
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Las mujeres que declararon tener relaciones sexuales al menos una vez a la semana presentaban un riesgo 28% menor de sufrir menopausia precoz que las que tenían actividad sexual, que incluía tocamientos sexuales, sexo oral, autoestimulación o coito, menos de una vez al mes.
"Las conclusiones de nuestro estudio sugieren que si una mujer no tiene relaciones sexuales y no hay posibilidades de embarazo, entonces el cuerpo 'elige' no invertir en la ovulación, ya que no tendría sentido. Es posible que exista una compensación biológica energética entre invertir energía en la ovulación e invertirla en otras cosas, como mantenerse activa cuidando de los nietos", afirma Megan Arnot, de Antropología de la UCL y primera autora del estudio.
"La idea de que las mujeres cesan la fertilidad para invertir más tiempo en su familia se conoce como la Hipótesis de la Abuela, que predice que la menopausia evolucionó originalmente en los humanos para reducir el conflicto reproductivo entre distintas generaciones de hembras, y permitir a las mujeres aumentar su aptitud inclusiva mediante la inversión en sus nietos", añadió.
Conclusiones del estudio
El estudio se basó en datos recogidos de 2.936 mujeres que se inscribieron en un estudio estadounidense sobre la menopausia, denominado cohorte SWAN en la década de 1990. En el estudio participaron mujeres que tenían una media de 45 años al inicio del estudio y la mayoría estaban casadas o tenían pareja.
Ninguna de las mujeres había entrado aún en la menopausia al inicio del estudio. Sin embargo, alrededor del 46% empezaba a experimentar la transición a la menopausia cuando se inició el estudio, manifestando síntomas de cambios en la menstruación y sofocos. El 54% restante se encontraba en la fase premenopáusica, sin síntomas de menopausia y con ciclos regulares.
A las mujeres se les hicieron preguntas sobre su actividad sexual, incluyendo si habían mantenido relaciones sexuales con su pareja, con qué frecuencia habían mantenido relaciones sexuales y otras actividades sexuales, y si se habían autoestimulado, en los últimos seis meses.
En el estudio, la mayoría de las encuestadas (64%) declararon mantener relaciones sexuales semanalmente. Durante los 10 años que duró el estudio, el 45% (1.324) de las mujeres tuvieron la menopausia natural a los 52 años.
¿Qué es la menopausia?
La menopausia marca el final de la edad reproductiva de la mujer. Supone el fin del ciclo menstrual. Se diagnostica cuando una mujer declara no haber tenido la menstruación durante 12 meses y suele aparecer a los 50 años. Sin embargo, algunas mujeres lo tienen antes, a los 40 años.
Por el camino, las mujeres experimentan síntomas menopáusicos que pueden resultar irritantes e incómodos. Entre ellos se encuentran la sequedad vaginal, periodos irregulares antes de cesar definitivamente, sofocos, sudores nocturnos, escalofríos, problemas de sueño, adelgazamiento del cabello, aumento de peso, piel seca, metabolismo ralentizado, cambios de humor y pérdida de plenitud mamaria.
Después de la menopausia, las mujeres pueden tener un mayor riesgo de padecer afecciones médicas debido a la disminución de los niveles de estrógenos. Por ejemplo, una mujer menopáusica tiene más probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, como cardiopatías, hipertensión e ictus.
La osteoporosis también es más probable en las mujeres menopáusicas, lo que implica tener huesos débiles y quebradizos. Esta afección aumenta el riesgo de sufrir fracturas óseas. Otras afecciones son la disminución de la libido, la disminución de la función sexual y la incontinencia urinaria.